"Era una niña paloma mi mano, batiendo alas quebraba el silencio. Llegando hasta el cielo de aquel escenario..."

"A una mano paloma" - Julio Julián(Falta y Resto)

Creo que es urgente. Por eso no pude esperar a llegar a casa para maltratar mis ojos. Quería decirte que...que aquella mañana mientras entrabas al hospital yo estaba dibujando caras en un papel sin renglones.
Mientras golpeabas la puerta de la enfermería yo guardaba las cosas apurada.Y cuando aquellas palabras cambiaron tu vida mi día estaba perdido... llegué tarde.Lo demás fue un vertiginoso viaje hacia el encuentro de nosotras dos.
Me llevó una tarde y una noche enterarme y, creéme, no lo entendí.El mármol se volvió más frío que nunca bajo mis codos, los papeles ardieron en llamas mojadas, la tinta se escurrió por el pliegue de mi manga y quedaron migas sobre la mesa que aún no limpio.
Eso fue todo. De ahí en más había que esperar a que llegara el día en que te viera y me confirmaras que no me habían mentido, que era así, que caminabas por otros senderos, quien sabe cuales...
Tu vida y la mía, creo hoy, son el desafío a la geometría, el encuentro de las paralelas, el jazmín que se marchita y vuelve en cada verano como los carnavales, esos que disfrutamos juntas. Tu vida es mi murga en invierno, es el maquillaje de brillantina pegajosa, es el palo de agua y su escurridizo sonido que invoca todos tus viajes, todas las cosas que viste y a veces contás.
El día que nos encontramos, después de haberme enterado, hacía frío. Si supieras que todavía te tengo parada contra la reja, de fondo árboles y gente...
Allá fui yo a verte, parloteando sobre otras cosas y en un minuto en que cambió el viento me dijiste... "¿qué pensás de todo esto?"El tiempo espumó en los vasos como la cerveza y manchó los manteles blancos, chorreados. El tiempo se congeló, las bicis dejaron de andar, cerró el almacén, se quemó la pizza en el horno, terminó la murga.
Y no te dije nada.¿Te decepcioné? ¿Qué esperabas de mí? Seguro que no eso. Seguro que algo más, alguna palabra, uno de mis dibujos, quizá un caracolito de los blancos... pero no silencio. Lo sé desde ese momento, hasta hoy y para siempre... pero no supe decirte nada. Así el encuentro terminó siendo el instante en que mi dolor fue un vacío relleno de niebla negra y la expresión se escondió detrás de las cajas de recortes de telas y botones. Decirte que lo lamento me es barato, decirte que fue un error no me convence.
Ahora lo sabés. Y sé que no me entendés, pero sí me importa tu vida y en el secreto de todo esto se esconde la persona que soy a veces, cuando salen de entre las cajas las muñecas polvorientas de aspecto decadente, cuando los duendes se duermen entre las nubes grises y en aquel rincón queda tu cara de niña retratada en sepia.
¿Las gracias? A vos, por creer.