22.7.11

No son lo mismo las dos calmas y no me digas que sí. No es lo mismo la brisa tibia en el alma que la sumisión. Por favor, no me digas que sí.
Tengo el enojo acumulado de saber que el pedido de todos viene por el segundo camino. Que me ven apretando los dientes y los puños y quieren que me deje caer de rodillas.

Y yo no puedo, porque estoy horriblemente condenada a abrir los ojos.

1 comentario:

Meilán dijo...

mariana...


Tequiero.