15.4.07

Siempre yendo y viniendo. Sintiendo, creyendo no sentir, viajando en busca de una imaginación dentro de la cabeza. En destino encuentra una realidad que no es amiga de su imaginación y se pelea consigo mismo por tener la capacidad de recrear tantas cosas antes de que sucedan.
Y se da contra las paredes, pensando en voz alta, comentándole a quien camina al lado todo lo que su mente acelerada maquina, construye y destruye. Se agarra la cabeza, se quiere secar los ojos cuando aún están casi secos, y hace algún que otro chiste ácido. Decide en ese instante que ya todo se le fue a la mierda, sin saber ni querer acordarse, que generalmente estas cosas tienden a querer llevarlo a uno a buen puerto. Pero está entregado al naufragio, porque no hay peor derrota que la que asume uno cuando aún nadie le dictó sentencia. Es como abandonar el juego antes de tiempo.
El tiempo y algunos kilómetros recorridos de vuelta a casa irían a tocarle a la puerta un día. Portaban ambos un mensaje que decía, en letra linda y toda en mayúsculas, que más vale tirarse desde una montaña de a dos que aguantar paradito en el suelo, solo y sin cosas que vivir.
Fue así que borró de una la hoja donde venía dibujando negras perspectivas. Agarró la birome negra, una hoja nueva, y se puso a trazar los garabatos que representaban aquel futuro que al fin estaba entendiendo como lograr.

1 comentario:

El staff de LMV. dijo...

Dibujar avestruces entre mareos de viajes y parejas no es tan fácil como parece.