14.6.07

Fotografías.


Hay un breve espacio entre el tiempo y el tiempo. En él, alguien está parado sobre el piso frío y observa, expectante, las partículas que mueven en el aire y huele la humedad del ambiente. Susurra y se mancha de sangre las mangas de la camisa.

Parece que se heló el suelo. En el norte, Amanda vive de hielo en hielo, saltándose las cañerías, resbalando dos por tres, haciendo equilibro. Toda enfundada en lana, las manos tiesas, los pies duelen un poco y están mojados. De repente el calor.

La canilla, putaparió. La canilla. Osvaldo tiene pesadillas a causa del goteo. La cierra, se retuerce las manos de tanto apretarla... pero no, siempre gotea. Cada un segundo y medio gotea. No muy rápido, no es muy lento. Es un sonido que está y ya. Todas las noches igual, de a ratos el desvelo y no hay caso. Ni el gato hace tanto ruido. Ni la panza.

Escribe versos de noche. La lámpara le muestra las manos, finísimas, los dedos blancos, muy blancos, agarrando el lápiz que dibuja trazos y forma letras. No se puede distinguir entre sus manos y la hoja, los colores se camuflan, se le vuelven de papel las falanges. Siempre escribe sobre lo mismo... esos tiempos, qué tiempos, en que de tanto color se volvió un carnaval, misterio que se llevó el amor cuando se fue.

La canción: Telarañas en la ropa, tigres en el balcón, alacranes en la boca, miedo en el corazón.
El poema: Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos:los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa.



Uno sueña, sueña, sueña y a veces también respira.

2 comentarios:

El staff de LMV. dijo...

resBalar.

Mariana dijo...

A mi me gusta así.

(?).