14.7.07

Camilo es de esas personas que no paran de hablar y de contar historias. Llegar a su casa es encontrarlo sentado a la mesa de roble, siempre esperándote, siempre con algo que guardaba exclusivamente para vos.
Muchas tardes se le han ido contando cosas a las personas, en general gente joven que lo mira con cara de asombro, sonríe por algo, se queda pensando y pregunta.
Uno nunca sabe de donde sacará todo eso, pero sabe que de algún lado salió… y es justamente su invitación la que nos lleva a poder descubrir qué habrá poblado de historias la mente de este personaje increíble,

Una tarde de no hace mucho Camilo tomaba un café sentado en un sillón negro. Yo estaba de paso, había llevado un morral chiquito. Error. La cara de alguien más me dijo que a casa de Camilo uno va con mochila vacía para sacarla llena de…
- … vidas. Algo así son los libros.- Comenta esperando que uno le dé la razón.

De algún lado sacó que el hombre está encerrado en el laberinto de la historia. Paredes altas, ladrillos duros que marcan un camino, quien sabe cual.
El hombre rebelde es el que se da la cabeza contra esas paredes una y otra vez rompiéndolas de a poco. Pero no busca la salida, no quiere romper todas las paredes para llegar más rápido al fin del laberinto.
- No.- Dice Camilo con un brillo increíble en sus ojos claros debajo de unas pobladas cejas a medio pintar de blanco.- El rebelde se dio cuenta de que la salida es una mentira. Es más, ese hombre se dio cuenta de que el laberinto de la historia es una mentira. Encuentra la salida constantemente cada vez que rompe una pared con su cabeza dura… dura de ideas y de perseverancia.- toma un trago de la taza humeante.- Qué herramienta la cabeza de los seres humanos… cabezas duras esos intelectuales rompedores de paredes.

Después fue hora de volver a casa. Me dio un libro, y dijo que ahí había historias como esas.

6 comentarios:

Jeza dijo...

A veces te leo y pienso que a final del escrito voy a ver aparecer el nombre de algún autor, como si el texto fuese citado de otro lado.
Hermosísimo.
Muy sabio Camilo... vos.
Salú!

Piyuj dijo...

Siempre te leo, y siempre termino y me pasa lo mismo, me quedo en blanco como sin palabras para decir, como si ya estuviese todo dicho.

Saludos
Piyuj

Unknown dijo...

Como siempre no tengo idea de que comentar...solo decir que me gustó mucho, me pasa lo mismo que a piyuj.
Que andes bien
vAle

El staff de LMV. dijo...

A mí me pasa que tengo cierto problema que no me deja quedarme sentado prestandole atención al texto.
Pero qué lindos colores que tiene éste blog.

JuanT dijo...

Muy bueno el cuento, la metáfora que planteaste es de las que te deja pensando un buen rato, como si abrazarla y entenderla del todo doliera, y no se pudiera resumir a pocas palabras, sino que uno discute consigo mismo hasta que sale algo coherente...si sale.

Saludos, se te extraña en el msn, nos estamos leyendo.

Mariana dijo...

No suelo contestar posteos acá, aunque más bien sería una aclaración: este "cuento" es casi una transcripción de un hecho real. Camilo existe, y comentó eso de la historia y el laberinto, que resultaron ser palabras del Subcomandante Marcos, del EZLN. Camilo le habrá agregado lo suyo, yo lo mío al escribirlo, pero quien se imaginó al hombre encerrado en el laberinto de la historia fue el SCI Marcos.
Aprovecho y recomiendo que lo lean y lo escuchen.

Abrazos, gracias por pasar :)