2.7.07

Cuentan que en aquel país había un solo enamorado, y nunca, nunca había habido otro. Jamás. Nadie conocía ese tipo de gente, lo miraban pasar y susurraban cosas.
La verdad es que nadie sabía bien a quien dedicaba las horas de su tiempo mental el pobre tipo, que iba caminando medio en las nubes, sin darse cuenta del movimiento de la calle y esas señoras agrupadas murmurando y especulando. Nadie sabía quien sería ella, de donde sería, si sería linda, fea, flaca o un poco gordita. Si se merecería tenerlo al pobre así, como obnubilado.
Dicen que el amor en esas tierras es un viento nuevo. Aires de los que vuelan sombreros y nunca los traen de vuelta.
Cuentan que algunos, los que se salían del chusmerío barato, no podían creer lo fácil que le resultaba al enamorado ser feliz. A la gente le empezó a parecer banal casi todo, levantaban la cabeza del trabajo o el estudio para verlo pasar, solo siempre, cantando o silbando.
Dicen que un día alguien se quiso contagiar. Deseó con tantas ganas ser así que se le pegó el sentimiento y una mañana salió de casa sonriente al trabajo.
Y así se fue expandiendo... los más grandes veían a los más chicos contagiarse unos a otros, volaban las palabras y se negaba a la lógica la entrada a cualquier casa. Nadie medía mucho los besos y decían que abrazarse era la mejor forma de comunicar cosas lindas.
Así que un día, el enamorado eran miles.
Pero el primero, aquel vanguardista del amor, nunca anduvo acompañado. Dicen que nunca, nunca lo vieron con nadie. Algunos, los que lo conocieron, cuentan que realmente no estaba enamorado, que estaba triste. Ya no importaba, porque al fin y al cabo había contagiado el amor a tantos otros. Y en su interior se lamentaba, sabía que para ellos esperaba el acantilado después de un largo paseo lleno de flores. Y sabía también que tristes hombres si no mueren de amores. Tristes, tristes.

5 comentarios:

Piyuj dijo...

Poco dista el hombre enamorado, del hombre triste, y viceversa... con solo una sonrisa se borra la tristesa del hombre enamorado, y de un solo portazo se lo vuelve a la tristeza...

Fd. dijo...

Que p**** este piyuj, yo iba a poner algo similar.

Anónimo dijo...

Cuanto tango.

Unknown dijo...

Muy bueno che. El texto de Miguel Hernandez que pusiste al final es enorme.
Que andes bien
vAle

Jeza dijo...

Me encantó el final impredecible. Pensé que iba a ser un poco más feliz, aunque esa tristeza final es, al fin y al cabo, la última etapa de un hermoso camino recorrido.
El dolor de seguir vivo, que es lo bueno que tiene el dolor
Salú!