2.8.07

Hola. Levanto una mano y pienso, suspendo en el aire una partícula... que se cae.
Voces que escucho, silencios medidos que entra ahí, justito, y zas, como latigazo en más de un lomo.
Levanto la mano y pienso en una respuesta. En la mejor respuesta.
Suele suceder que estamos de viaje justo en la permanencia. Ah, ¿no era así? ¿no se trataba de viajar? A veces pretender caminar nos estanca un poco.
Levanto la mano y pienso. Pero no contesto.
Cuando yo no esté, quiero que sepas, habrán todas esas partículas suspendidas, de mis silencios quizás quede algo y, si alguna vez me acuerdo de acordarme, serán las realidades esa otra casa que nos queda.
Y no levanto más la mano, y ya no respondo más, si siempre está mal. Si Torres García no tenía razón y el norte está allá, poniéndole techo a nuestro cielo azul. Y no respondo más, si alguien ya dio antes una respuesta mejor, y es de sabios callar... o de callados saber, o de sabiondos caer, o de silencios comer, o de sabores saber.
Paladar, era la respuesta. ¿O ternura?

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