20.10.07

Figura, cara, voz, estado, vacío, apariencia. Ahora hay decenas de palabras apareciendo como en un proyector cónico en mi mente, yéndose hacia delante y proyectándose en fila, una atrás de la otra. Me piden que las nombre: cansancio, paz, silencio, amor, simpleza, hastío, abrazo, flor, pureza, ámbar.
No sé que quieren decir. No sé de donde vienen, ni a donde van. Acabo de ver un pedacito de película, que no sé cual es ni me interesa, donde hay un suelo pintado a rayas blancas y celestes, formando un remolino cuyo centro es un agujero donde se tiran deshechos. Algo así debe haber en la (mi) mente, donde se vuelca este tipo de contenidos que no entiendo.
Bien, ahora enciendo la luz: la claridad (claridad, una palabra que asocio a lucidez, un estado que si vivo veo todo lo que quiero y más allá) me deja saber hasta qué punto expreso tapando lo que expreso para tapar lo que soy (lo que siento).
Capas de argumentos que dan vueltas, sobre capas de realidades que dan vueltas, sobre una sola realidad. Esta última es: mi ser, yo, la única íntegra cosa que soy, una unión perfecta de cosas como las que todos tienen, el estado coherente en que la verdad es lo único que rige la esencia de lo que somos y es incluso más importante que los enlaces peptídicos que mantienen nuestras estructuras biológicas en pie.
Eso hay debajo de la música, la literatura, las fotos, la expresión, las opiniones, lo dicho, lo mostrado, lo callado: una persona.
El problema deben ser los desajustes entre las capas superficiales y el centro, la verdadera esencia. Ahí debe estar el punto que determina estar de un lado o del otro: estar así, abiertos a los sucesos, la vida y el viento, intercambiando fluidas sensaciones sin los intermediarios de uno mismo, o estar de esta otra forma, como cerrados, adentro, con las barreras y los muros y los miedos.
Un vaivén. Ayer creía que era inútil, hoy hice tres cosas a mi favor. Mañana volverán los cuartos oscuros y las calles sin sorpresas.
Claridad, dice mi mente, que sigue susurrando. Oscuridad, dice el futuro, que mi mente espera despertar mejor. ¡Claridad! Gritan, casi pidiendo por favor, las partes de lo que soy ocultas de capas y más capas de intentos vueltos inutilidades.
Claridad en las mentes: otra historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces me pregunto de donde carajo sacas estas cosas.
Sos increible, Marian. In cre i ble.