4.3.08

Los tiempos esta noche son los mismos que los de un burdel. Las sensaciones, las fricciones y los calores no son los mismos del ayer. La rima se va armando y mi lengua filosa no es, porque triste está, empeñada en lo que pudo ser. Se fue mi mente volando persiguiendo un omnibus por la avenida principal, mientras mi cuerpo yace flotando en mi habitación. Las puertas y las persianas están cerradas y no dejan entrar el ruido de los niños gritando, el ruido del himno sonando ni de la aurora del sol que cada mañana silba en un megáfono como si miles de niños marcharan al lado de mi cama. Hoy la cama no es para dormir porque los tiempos son los mismos que los de un burdel.

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