26.8.08

Lo que debería ser es tan distinto de la realidad que uno se queda como mirando un cuadro que no comprende o que lo maravilla, lo cual viene a ser lo mismo. La mirada es la misma, como perdida más allá de la misma mirada.
No es una moneda que uno puede partir y repartir las ganancias, dice la señora de ojos claros. Claro que no, pensamos y nos despedimos brevemente estando tranquila mente de acuerdo.
Todo hasta que por alguna causa que desconozco (me pregunto si fue que corrió un ventito y los cables se tocaron un poco entre sí haciendo chispas) algo anduvo mal. Cuando la vi venir por el pasillo ya me pareció que algo no le gustaba. Siempre anda tensa de espalda y de facciones, parece que le cuesta articular la delicadeza. Llevaba en una mano uno de esos yogures con cereales y un vaso de jugo de naranja. Que fea mezcla, pensé.
Un segundo más tarde nos estaba rezongando pero, según aclaró, sería un rezongo fundamentado, dado que sino no sirve de nada. No sirve de nada. Ya de primera, ese juicio tan personal acerca de lo que sirve y lo que es inservible me hizo cosquillas en la nunca y me dio escalofrío. Venía de ver algunas cosas que sirven pero la poca voluntad del ser humano, ese ser tan perezoso que debería ser llamado Perezoso y dejar al Perezoso en paz, no pueden llevar a cabo. Como un cable y la maravillosa posibilidad de hacer más fácil y rápido la labor de las personas. Entonces me rechinó, como se dice usualmente, que viniera a hablar de estas cosas que sirven, dado que las cosas a su cargo eran injustamente inservibles.
Habló con una esquizofrenia veloz que le cambiaba la cara. Lo explicaré así: Tenía una cara neutral todo el tiempo porque, como ya he dicho, le costaba manifestar expresiones. Entonces, ante la necesidad de transmitir con su cara cosas tan contradictorias (sentimientos encontrados dijo antes, en los breves momentos en que estábamos del mismo lado) sus gestos pasaban de la severidad a una sonrisa tan rápidamente que parecía un diálogo de locos. Y la sonrisa, que ella utilizó para transmitir el amor con que se reprime a la gente, era una suerte de exhibidor de dientes.
Prejuicio tras prejuicio, lo que hizo fue otra vez enarbolar otra vez aquella frase (que creí) vieja y que decía que hay que ser y parecer. Que con el ejemplo se educa la acción que uno desea obtener.
Bien, pensé. ¿Pero éste ejemplo?
Este ejemplo, sí. El de la decencia y corrección de no apoyar la cola en el suelo, sino hacerse traer algunas sillas para demostrar que se es un ser respetable.
Maldición! ¿En qué pasadizo me perdí para permitir que se me escapara que no debemos demostrar que somos gente mundana? Que impriman nuevamente el estatuto, que hagan encuestas y demuestren que si ellos, ratas de laboratorio expuestas a todo, nos ven de esa forma, caeremos para siempre ante sus ojos y nunca más nos reconocerán esta autoridad mágica que tenemos. Porque sí, es eso. La lucha por no perder un gramo de nuestra bandita autoridad. Nuestro cállese la boca, nuestro a mí no me mire así, nuestro venga, vaya, haga, corrija que está mal. ¿Y si nos sentamos en el cuelo y al levantarnos ya no nos reconocen? Incluso ladra (literalmente!!!) para demostrarlo.
¿Y si nos ven la cola manchada de tierra y entonces se dan cuenta que es idéntica a la de ellos?
"Nosotros no somos como ellos" dice retirándose. "No tenemos la misma edad, no somos iguales".
No podemos permitir que lo sepan. No podemos dejar que noten que somos tan iguales que nada de todo esto tiene sentido.
Cuando se fue, aún repitiéndose que lo hacía con amor, no pude saber si tenía más ganas de vomitar o de llorar. Entonces miré el piso y una vez más a mis compañeras. Estaba segura de que quería que me peguen el día que me se me congele el alma de esa manera.

3 comentarios:

Eli dijo...

Maruuu..
Mientras leía revestí tus palabras con lugares y situaciones que conozco. Quizás no estén lejos de lo que imagino. Sin importar eso demasiado, te felicito por el texto. Te felicito por tener esa capacidad de llenar de matices la realidad (o mejor, de saber verlos).
Un beso grande.

Anónimo dijo...

No se te va a congelar nunca, amiga. Mira si se va a congelar! Tenes calor pa rato. Sos una luz muy veloz, diría yo. Hay que tener mas cuidado. Ya te lo dije el otro dia mientras me lavabas el mate. Eso esruvo muy mal.
Igual, groso verte. Hablar con vos. Estás muy mal de la cabeza. Ahora me voy de nuevo a Salto por unas semanas. Me llevo muchas cosas para pensar. Vas a ser buena profesora. No se si de biologia porque no me diste a conocer tus saberes, pero de la vida seguro que si.
Un abrazo integaláctico. Portate como nadie manda!

Meilán.

Anónimo dijo...

Lejos estás de ese tipo de locura. Fuy, fuy, fuchi, fuchi…

¿Cómo divertirse en un instituto?
Aburrida de “observar”, dedíquese a alegrarse…arme una ronda de mate y una panzada de merenguitos…es el momento ideal para sacar el diábolo.
Levante la cabeza y verá un semicírculo de gurises queriendo jugar. Si le dicen que guarde el diábolo hágase la sorda, la tonta, o la distraída…finja ser docente; si se le complica, ladre.

¿Cómo entrevistar lo que no se puede entrevistar?
Fácil. Llegue tarde, ya empezada la entrevista, interrumpa y haga todo el ruido posible (a los efectos de desconcentrar al entrevistado y ya caer siendo odiado). Deje en claro que no es intencional, evidencie su torpeza natural.
No puede decirle que no está en desacuerdo con ella, con cada una de sus palabras, con cada sílaba, cada vez que tomaba aire, sepa que le va a molestar…concluirá su trabajo luego de tener como mínimo dos horas de monólogo irracional. Sienta que perdió dos horas y pico de vida, siéntase consumida. Tómese una bebida refrescante. Ríase y concluya que es lo que no quiere ser cuando sea grandecita.

Nos vamos al Lecoc, nos vamos al Lecoc….olé, olé, olé…el que no salta es director, el que no salta es director…