18.6.09

Tu promesa es vaga, ciega, imperfecta. Ciega totalmente. Está secuestrada, como en las películas, con los ojos vendados de negro. Quiero saber porqué es así. Porqué no cumplís.
Si al acercarte a alguien su campo magnético hace que te recorran miles de rayos a la velocidad de la luz, si notás cómo te suben desde los pies a la cabeza, y aquel tubo violeta te hace subir hasta fundirte en el espacio... entonces deberías haber entendido.
¿Porqué no cumpliste? ¿Porqué dejaste de estar? No soy solamente yo. No es nada más que mi ego, que mi egoísmo. No es solamente que yo necesito las florcitas. Es el mundo. Es la carencia desesperada que te nombra. Es la convicción, esa falta de realismo, que nos hizo creer que eras infinito.

Tu promesa es vaga, es ciega, es imperfecta y es absolutamente mía. Jamás vi tus labios pronunciarla. Me falta evolucionar tanto como para abrazar el sentido de lo perecedero. Tengo mi laboratorio lleno de árboles perennes, y tendría que aceptar la llegada del invierno. Pero me duelen todas las hojas caídas. No sé como barrer el piso lleno de ellas. No sé cómo afrontar que se oxide la clorofila.
Te mando a volar un ejército de ellas, de mis árboles caducos de dentro, soplándolas, elevándolas con mis manos hacia el cielo y deseando que te lleguen, allí donde estés, a pintarte la cara y devolverte aquel antiguo brillo de loco destructor de muros.

No hay comentarios.: