13.6.09

Ya quisiera mecerte en mis brazos, como un niño acurrucado, dependiente, frágil, inconsistente. Ya quisiera tenerte bajo control, usarte de tal manera, que fueras para mí nada menos que lo que espero exactamente.
Entonces no me pasarían estas cosas. No andaría por ahí sabiéndome rabiosa hasta la punta del pelo, desde el mayor subsuelo imaginable.
Ya quisiera hacer de vos una cuerdita, un montón de plasticina, un poco de cerámica con olor a escuela. Y moldearte, adaptarte a mí, volverte tan exacto en estructura como la más microscópica biología que nos compone a todos.
Entonces no andaría en asientos tantas veces sentados, marrones o grises, escuchando cantar a un señorito, cantar adioses y recuerdos de olores tan particulares. Y todos esos días, días de alegrías raras y nuevas, días de malentendidos sabidos, días de dejar escapar un chiflete de aire por un agujerito en el saco, no serían tan profundamente indelebles como huella permanente en mi memoria.

Entonces, si yo pudiera encarcelar todas las cosas que quiero tener bajo control, si pudiera moldearlas o mecerlas como niños chiquitos (lo mismo da), quizás estaría mucho más aburrida, mucho más callada, mucho menos viva, mucho más tranquila, mucho más inactiva. Y la libertad hecha un ovillo chiquito, acurrucada, en el fondo del gigantezco tarro que podría ocupar si yo quisiera (en vez de querer mecer al niño pequeño) dejarlo volar para que críe alas y se vuelva hombre águila.

1 comentario:

Rafa Bonzo dijo...

No había visto tu comentario. Sinceramente no paso mucho por mi blog como te habrás dado cuenta. De todos modos gracias por firmar y un gusto saber de vos ya que no hay mas archivoteca en fotolog.

Me voy a seguir leyendo.

Salud!