Demonios y maravillas.
14.6.10
A mí me gustó que desde el piso, con la cara destrozada, varios dientes menos, el caballete roto y un ojo en compota, me dijiste escupiendo sangre que no había sido una caída, sino una oportunidad para levantarse.
1 comentario:
emerre dijo...
Un optimismo patológico.
12:09 p. m.
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Un optimismo patológico.
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