20.7.10

El cansancio después de subir una gran montaña helada. Las piernas duelen, el pecho está lleno de un aire blanco, espeso y cortante, filoso. Hay pedacitos de cristales de agua en los ojos y el corazón, que late furioso y parece que va a romper la caja torácica y salirse, para quedar sacudiéndose en la nieve.
Lo peor es, realmente, que nunca hubo montaña.

2 comentarios:

Anto dijo...

Been there.

Hola Maru. Lo que me gusta de esto de estar lejos es volver a encontrarte y notar que seguis siendo tan increible como de costumbre.

gracias! te quiero!

Fd. dijo...

Mu güeno.