El cansancio después de subir una gran montaña helada. Las piernas duelen, el pecho está lleno de un aire blanco, espeso y cortante, filoso. Hay pedacitos de cristales de agua en los ojos y el corazón, que late furioso y parece que va a romper la caja torácica y salirse, para quedar sacudiéndose en la nieve.
Lo peor es, realmente, que nunca hubo montaña.
2 comentarios:
Been there.
Hola Maru. Lo que me gusta de esto de estar lejos es volver a encontrarte y notar que seguis siendo tan increible como de costumbre.
gracias! te quiero!
Mu güeno.
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