16.7.10

Greysi, mirá, yo lo vi al tipo. Estaba sentado en el cordón, con las piernas en la calle, como si no le importara. Y te juro, te juro en serio, que no le importaba. Era lindo y tenue, bien sutil como el algodón. Tenía cara de invierno, cara de bufanda y de vapor. La boca cubierta y se abrazaba para darse calor. Vos sabés, yo lo vi, y nunca más encontré otra imagen así, algo como para comparar en el futuro. No, no sé. Cantaba y estaba en silencio, perfecto silencio, pero cantaba. El sonido le salía como por los poros, como si lo sudara. Como si pudiera secretar una canción.
Le pedí que no se mueva pero se movió. Me acerqué para verlo mejor, para tener un recuerdo de que existió. Pero lo asusté tanto, se llenó se vergüenza y no supo cómo se seguía de ahí en adelante. Su piel se sonrojó y dejó de cantar. Corrió las piernas de la calle, supe que tuvo miedo de los autos. Se oscureció un poco. Me gustaba más antes de que dijera hola.

1 comentario:

Meilán dijo...

Ah si, es conocido ese sentimiento que dbujas aca (pa mi muchos de tus textos son dibujos, ta? me da esa sensación). Las palabras a veces arruinan todo mal. me pasó hace bien poco. que devaluado esta el silencio, que es la tierra fértil de los sueños.