Es el punto exacto en que la felicidad se toca con la tristeza. Circular, como todo. El estado perfecto en que el alma está inflada de aire nuevo, aire cálido y renovador, y entonces quizás duele un poco.
Miles de noches atrás, escuché que el amor es dolor, y solo así sabemos que estamos vivos.
Estamos reventando de vida. Si estos son los nuevos tiempos, si nos reconocerán como faros y nos vendrán a buscar, desde el cielo van a darse cuenta que brillamos de vida.
Brillo de vida por la existencia dual. Por ser dos y por no ser dos. Por la pieza única que forman dos seres. Es una cuestión de identidad incompleta. De que nunca seré si no sos, de que nunca vas a ser si no soy. Espejos revisten las pupilas, y solo se ve lo que ves, solamente entiendo lo que entiendas vos. Y lo que no me guste de vos será que no lo quiero ver en mí, y todo lo que me haga sonreir será también atributo que reconozca en mis propias situaciones.
Ya no se puede vivir sin ser conciente de esa otra parte latiendo más allá. Los días adquisieron paralelimos, mundos aparte donde pasan cosas al mismo tiempo que acá. El reloj sincronizado, las dos conciencias, los días a destiempo y los latidos del corazón en simultáneo. Un ojo para ver por dónde camino, y el otro para espiarte de noche: si dormís, si soñás, si respirás como para seguir estando mañana.
... mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo.
3 comentarios:
Cuanta belleza, me encanta!
verdad como la copa de un pino....
Huelo cosas lindas por esos lados.
Yo? En Salto! Cuantas ganas de invitarte un jugo de naranja y charlar y charlar.
Abrazo grande, mi querda!
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