5.12.10

En mi sueño ella era de metal, y lloraba de rodillas frente al tipo, este tipo que no sé qué poderes tendría, pidiéndole por favor. Suplicando. Decía: Necesito que lo intentes con más ganas, que prendas un fuego de verdad, que levantes miles de grados y me acerques a él. Necesito que me presiones todo lo que te den las manos, que no dudes en lastimarme, que te asegures que me derrito ante las llamas.
A él no le gustaba la idea y le sugirió cambiar de forma limando suavemente cada parte. Pero no, no. En el punto del espiral en que ella estaba, la comprensión de las cosas había llegado a determinar que no existen las reformas. Que se trata de morirse entera y volver a nacer.

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