29.7.11

Mi dedo se deslizó suave. Estaba frío, frío. La piel caliente del otro extremo del mundo, del otro lado del tiempo. Atrapó las palabras y remendó su párpados deshilachados. Se bancó el dedo que bajaba por su antebrazo, en la piel hirviendo. Tuve que pedirle perdón por el invierno. No podía cambiarlo. Dijo que no pasaba nada, que podía con él. Hasta que los labios se le pusieron morados, y el aliento tibio que intenté no logró nada.
Fue entonces cuando desistí de unir lo que está tan separado. Fue entonces cuando se dio media vuelta en la cama y me abrazó el verano.

4 comentarios:

Mariano Gaik Aldrovandi dijo...

muy lindo blog Maru. Te felicito.

Anónimo dijo...

Mariana...

Mariana dijo...

¿Sí?

Anónimo dijo...

Nada. Te nombro.