23.5.07

Tanto corazón te va a hacer mal, dicen. Tanto existir, tanta inmensidad, tanto tocar y tocar luz. Los poros de tu piel, los poros de la piel de la gente, unos contra otros, apretando las distancias, diciendo palabra tras palabra como bólidos, como aviones de ráfagas de aire.
Tanto sentir no te puede hacer mal.
A las cadenas deciles que no, no te mientas y te creas que encerrarse en un frasco de cristal puede hacerte una persona más correcta, más medida, menos precipitada. Encerrarse es condensar lo que uno quiere escupir todo el tiempo sobre tantas caras, es achicarse en un pequeño espacio de meditación y cosas guardadas que el polvo del tiempo y la reserva tapizan de gris y las vuelven viejas.
El único envase que te sirve son los límites abiertos de tu cuerpo, tus venas que dejás circular para poder vivir, tu piel que no debería decir no a tanta cosa por la cual erizarse.
A los parámetros, a los escrúpulos, a las medidas, a los encierros dales la espalda y mirá el mundo como el sitio donde lo que está bien es lo que nos enriquece, lo que está mal es lo que nos retrasa y nos vuelve maquinitas de hacer bien las cuentas. Basta de portarse bien y callarse la rabia y el amor.
No pavimentes más las calles que transites, no vuelvas pistas de hielo todos tus caminos. Salí a correr por las rutas de piedras sueltas y encará las caidas con todo el cuerpo que al levantarte seguramente serás una persona más lastimada pero más experiente, más dolorida pero más feliz de haber aprendido cómo saltar la próxima piedra y de gritar cuando quieras que así sos vos y no hay remedio.

2 comentarios:

Jeza dijo...

Cuánto espíritu rebelde.
Al principio, con lo del corazón, me hiciste acordar al cuento de Galeano que habla de que usa mucho el corazón y por eso tiene un infarto (no sé si sabés de cuál hablo).
Palabras vigorosas.
Salute muchacha

Anónimo dijo...

Tanto.