2.5.07

Ya son muchos en este camino que no cesa. La posibilidad de ser, el destino, no saber qué hacer, conducen en este viaje de ida a alguna parte.
Siempre buscando, siempre intentando saber. Catalizando las buenas y las malas. Caminando, quieriendo correr, agachando la cabeza para esquival las pedradas, sin chaleco de balas, solo con las protecciones que pueden proporcionar un par de brazos y aquella coraza de sueños.
Alguien explica en voz baja fórmulas para avanzar. No le cree nadie, todos caminan mirando adelante, sabiendo que el porvenir viene y punto, y no hay que darle muchas vueltas. Alguien murmura en voz baja alternativas de vida, mejores caminos, senderos donde la gente no vaya en fila, una atrás de la otra, sin poder mirarse. A ese lo hacen callar.
Es la cadena de gente de los resignados, los que compraron la formulita en el suprmercado, los que les vendieron estereotipos adentro de cajitas de colores. Los que pretenden llegar al más seguro resguardo, por las sombras, con miedo al Sol que contento encandila y furioso quema.
Van uno atrás del otro, dándose manotazos en la inmensidad de la desesperación, empujándose y cayéndose al pavimento, comparando quien está más recignado. Ese, cae primero y no se queja. Siente su sangre invadir el espacio en que su cara está apollada en el suelo, siente el dolor, el ematoma, la pequeña y húmeda expresión de tristeza brotando desde los ojos.
Pero se queda así, todo manchado de rojo, sin siquiera esperar que algún apiadado lo levante.
Porque el destino dispuso su vida, y es el azar el que maneja los hilitos de la marioneta que es. Invisible, incorpóreo, pequeñito, atrapado en la cárcel de lo incierto. Minúsculo, con conciente de pérdida.

¿Quiénes desertarán algún día de las interminables filas de marionetas que inundan estas calles, estos caminos, estas tierras, estas ciudades, estos pueblos que pasan? ¿Quienes romperán filas y armarán un baile en alguna playa, contentos de no ser simplemente eslabones de la cadena del tiempo? ¿Tendrán valor? ¿Serán suficientemente alegres para sortear los negros obstáculos que la vida depara? ¿Crearán su vida, armarán sus días, se levantarán a la mañana y serán concientes de que sonreir a la noche depende de ellos? ¿Quiénes serán esos hombres?
No tendrán raza. Ni piel. Ni nacionalidad. Ni religión. Ni parámetros que midan su posición socio cultural o económica. Serán simplemente seres humanos, increíble potencia de descubrir soles al costado del camino donde los menos despiertos sigan tejiendo la misma historia de siempre.
Serán seres humanos. Al fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

PRE - CIO - SO.

Me encantó, de verdad :)