20.6.07

Suenan los aplausos en la noche de invierno. Ciudad, libros encerrados en un gran edificio de piedra donde personajes de papel y palabras de tinta contemplan la escena.
Se quebraron los cristales de hielo en el aire frente a las palmas. Suenan juntas, unas contra otras, avanzando entre la semi oscuridad. Se pararon las conversaciones al oirlos pasar... y van cantando una sola canción que se hace exigencia. Algunos tienen la cara tapada, algunos llevan banderas, todos aplauden.
Los edificios tuercen un poco la columna vertebral de cemento para escuchar, por sus ojos encendidos se escurre gente que mira el mar de otra gente escurrirse por la calle, empapar lo negro de voces cristalinas.
Pasa la gente en lento y de a poco callado canto, siguen de largo y en la esquina, a pocos metros, las manchas negras y rojas se mezclan entre impotencia, injusticia y olor a goma quemada.
Hay una voz, otra voz, que es la voz del pasado y ya puso al fuego la olla donde este caldo del sur se cocina y a borbotones anuncia que poco a poco se viene la erupción.

1 comentario:

Péto dijo...

vos no vomitas. escribís.