5.3.08

Compactados en una pseudo-casa (porque no hay hogar posible con la hostilidad entrando por la ventana a cada hora), sintiéndonos pseudo-inteligentes. Pseudo- estúpidos la mayor parte del tiempo, también.
Comiendo pseudo-comida en un almuerzo apurado, dando abrazos pseudo-cariñosos que no rozan ni un atisbo de sentimiento o, aunque sea, pseudo-sentimiento.
Comprando por dinero pseudo-soluciones que acaricien un bienestar que, días más tarde, será simplemente pseudo-bienestar.
Consumiendo, pero consumiendo de verdad. Pseudo-placeres. Convencidos, totalmente convencidos. Pseudo-evasiones. Viviendo pseudo-realidades que aparentan ser mejores, más lindas, menos conflictivas. Y creen que vuelan, pseudo-vuelan, su mente aún está abajo, en un cielo que no es más que el subsuelo de los que se atreven a algo distinto.
Todos los días son nada más que días, aunque a veces quisiéramos que fueran, ellos también, falsos días.
Sonriendo por compromiso, pseudo-sonrisas. Besando por costumbre, pseudo-amor. Opinando por inercia, pseudo-conciencia. Aceptando por resignación, pseudo-dignidad. Dejando la pelea a medias, pseudo-lucha.
Cuando el tiempo corrompa tanto los verdaderos significados y nos asustemos, cuando veamos que todo es más pseudo que todo, cuando toquemos una cara y no haya más tacto que un plástico, una dureza, un frío, un escalofrío, un artificial intento de ser... ahí, quizás, empecemos a dejar de pseudo-vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y pseudo-comentar!