3.7.08

Entiendo porqué cada cosa desajustada está desajustada. Porqué es como mirar aquellos dibujos desbalanceados: había que cuidarse, ser cauteloso y cauto, de que los tres colores quedaran correctamente distribuidos para crear esa heterogeneidad aburrida de que nada pasa y nada traspasa. Decían: para darte cuenta tenés que mirar el dibujo de frente. Si la vida se torna a un punto en especial, es que está desbalanceado. Y uno luchaba contra los colores que querían imponerse en mayoría, luchaba y al mirar intentaba que la visión mantuviera el enfoque general de la obra, sin desviarse, señal de que salió mal y nos ganaron imponiéndose.
A veces pasa así. Quizás debe ser y chau, no es que uno pretenda trasladar la técnica a planos más allá del dibujo a mano, del vitró en papel y aquellas figuritas. Pero la conexión es válida: el desbalance, el desajuste, ese desequilibrio molesto. ¿Qué cosas a cambio de cuáles otras? Pagaría lo fuera, haría lo que sea. No.

No. A cambio de eso, todo no. Porque es una alarma, un aviso, una señal. Les estás avisando que tenés la cabeza y el culo dispuestos. Y que no importa qué requerimientos de turno haya, qué condiciones y qué derechos de cuál admisión existan. Que no importa, porque no hay nada que consideres que no lo vale. A cambio de estar, a cambio de poder de decir que estuve, a cambio de no ser parte de la gente que no es parte.
Ese desequilibrio en las mentes, ese desajuste en los comportamientos... ¿de qué color es? Es rojo en la rabia que provoca el arte por la plata, la plata por el arte, el bolsillo por el arte. El blanco en la impotencia de no manchar conciencias pidiendo el cambio, el increíble cambio de ser libres e inteligentes, de no dejarnos llenar de papelitos los oídos. Es negro par el futuro, en el augurio de las proporciones gigantescas con que se propaga y se difunden tantas formas de pararse a escuchar y a sentir.

Espero con ansias la canción libre que nos aguarda en algún rincón de la galaxia, o de alguna galaxia posible. Espero con ansiedad el momento en que la encontremos, la entendamos, cada cual es su manera libre y válida pero no vendida ni limitada al común denominador de dejarse toquetear cuanto sea, y la usemos para plantar raíces en la tierra fértil que nos aguarda, ansiosa ella por vernos crear largas ramas hacia el cielo sin fin.

4 comentarios:

Julián Sick dijo...

La vida es como un gran elevador con tres cotorritas de la suerte dentro (en general acá le dicen ascensor, pero igual no deja de estar implícito el problema parecido al que hay con el destornillador, a saber: el elevador, eleva (y pa bajo?) y el destornillador destornilla (y pa tornillar?)

Anónimo dijo...

Marianaaaaaaaaaa.

Dos cosas:

a- que estes leyendo esto es una prueba de que consegui al finnnn un teclado en español!

b- sos una genia y por eso te escribo (aparte para contarte del teclado). genia genia genia. no nos dejes nunca sin letras!

Te voy a mandar un mail!

Anónimo dijo...

sos maravillosa.

Anónimo dijo...

sos maravillosa.