16.8.09

Más arriba de la cabeza de uno, más allá del conocimiento racional. Es como viajarse por dentro, como recorrer las calles de uno, como volverse barco de papel y navegarse las venas. Turbulentos mares aguardan, con piratas que amenazan llevarse el botín. Y uno lucha, con las pocas armas que tiene lucha, intentando conservar el preciado cofre de la memoria.
Hay otras aguas, aguas calmas y serenas, aguas de maravillas en botellitas de vidrio flotando a la deriva, en las que uno quisiera quedarse para siempre. Solamente con acercar un segundo el oído a ellas, regalarán los mensajes más hermosos.

Todos ellos se me acercaron estas tarde. Todas las voces. El pianista y su otro yo aportando notas, la pobre novia encerrada en su castillo medieval, el pasado gritando en la forma de tres muchachas incendiadas en la hoguera. Pero nos mataron tan mal... seguimos cantando.
Yo la oí con mucho esfuerzo. Nunca quiero creer. Ella me acarició y me pidió calma. Me sugirió confianza. Susurró, desde mi propia voz en el mar de sangre, frases para recordar, como recetario de vida. Me habló del amor y de la paz, del miedo y de la unión. Me recordó de a pedazos quién soy. Y cuando terminó, solté las manos, aflojé cada músculo y me quedé, navegándome, recorriéndome, empezando a darme cuenta. El olor a menta y limón era todo lo que existía en la habitación. Más allá, el mundo no podía entrar.

1 comentario:

Rafa Bonzo dijo...

No escuché nada del último disco de La Tabaré, pero prestaré atención a ese tema que decís. Lo que escribí es un comentario que me hicieron sobre Montevideo y lo poco que cambió en un año para alguien que se fue y volvió... pero sin dudas que hay cosas que no cambian. Hay muchas plazas o esquinas llenas de memoria colectiva (de las voces anónimas) pero también de fotos nuestras, de vivencias y recuerdos personales. Encuentros, fuentes, besos, vidrieras, abrazos, baldosas ¿No?

Me encanta tu blog, posta. Ojalá que ganen las maravillas en tu espíritu. Veo que la balanza se inclina a favor de los demonios pero en ciertos casos, por ejemplo en el arte, creo que es positivo. Por lo menos escupirlos con tan bellas metáforas.

Salud!